Sunday, October 18, 2009

La paradoja China - El comunismo y el desarrollo económico de fiesta en Beijing


Revista Ideele



Lucía Benavides

“El desarrollo y el progreso de la Nueva China en los últimos 60 años”, anunció el presidente Hu Jintao parado en el mismo lugar donde su predecesor, Mao Zedong, proclamó el nacimiento de la República Popular China, “han probado completamente que solo el socialismo puede salvar a la China y que solo la reforma y la apertura pueden asegurar el desarrollo de la China, el socialismo y el marxismo.”

Quién hubiese previsto ese 1 de octubre de 1949, cuando Mao Zedong fundó la República Popular en una China destruida por la guerra civil y una humillante invasión japonesa, que un representante del Partido Comunista de la China estaría en la plaza de Tian’anmen 60 años después vestido con un “traje Mao” celebrando con sus compatriotas la consolidación de la China como uno de los grandes poderes del planeta. La paradoja del espectáculo de Guerra Fría y la retórica anacrónica y cliché en un país tan dinámico como la China es casi tan impresionante como los logros del Partido Comunista.

El día nacional en números

* 200.000 militares y civiles participaron en el espectáculo.
* Una banda militar de 1.300 miembros tocó el himno nacional.
* Se exhibieron 52 tipos de sistemas de armas diferentes --todos producidos en la China--, incluyendo tanques de última generación, aviones y hasta misiles nucleares.
* 151 aviones de guerra volaron por encima de la plaza de Tian’anmen.
* 30.000 invitados.
* 80.000 niños usaron cartas y flores para formar lemas socialistas en caracteres chinos.
* 60 carros alegóricos, incluyendo uno de Taiwán y uno de extranjeros.
* 42.000 cartuchos de fuegos artificiales fueron empleados en la ceremonia.

Fuentes: BBCNews y Xinhua (agencia de noticias del Gobierno chino).

Más grandioso que las Olimpiadas

Las festividades comenzaron con un fastuoso desfile militar que contó con equipos de la más avanzada tecnología, que opacaron el presidido por el ex mandatario Jiang Zemin en 1999. El presidente Hu Jintao se paseó en una limusina entre las tropas --todas perfectamente coordinadas en la avenida Chang’an de Beijing-- gritando “Hola camaradas”. Grandes pancartas con las fotos de las cuatro generaciones de líderes del partido --Mao Zedong, Deng Xiaoping, Jiang Zemin y Hu Jintao-- desfilaron por la plaza con sus respectivos eslóganes en elegantes caracteres chinos.

El desfile civil enfatizó la diversidad y los logros del país. Carros alegóricos representaron las regiones, las 55 minorías étnicas (8,5% de la población), y los logros del Partido, como por ejemplo su capacidad de alimentar al país. Bailarines de todas las etnias chinas bailaron juntos --luciendo sus respectivos trajes tradicionales-- una canción que simboliza la unidad.

La noche se prendió con 60 fuegos artificiales en formas de velas de cumpleaños. Por 33 minutos las 56 columnas decorativas de los grupos étnicos se tiñeron de rojo, rosado, blanco y naranja. Según los medios chinos, esta gala dobló la cantidad de fuegos artificiales de la ceremonia de apertura de las Olimpiadas de Beijing en agosto del año 2008. Siguió un espectáculo de más de 4.000 luces que el vicedirector de la gala, Zhao Dongming, llamó un “cubo de luz” en clara referencia al “cubo de agua” donde se llevaron a cabo las competencias de nado de las Olimpiadas del 2008.

País moderno, retórica anacrónica

Pero aunque el 60.º aniversario de la República Popular ha sido discutiblemente más grandioso que la ceremonia de apertura de las Olimpiadas, muchos extranjeros se encuentran nostálgicos por la imagen moderna, tan lejana de los clichés comunistas que representaron las Olimpiadas. Y es que el espectáculo del 1 de octubre no está dirigido al mundo sino a los propios chinos, que participan de las celebraciones viendo el desfile por televisión.

Como explicó a ideele el doctor Russell Leigh Moses, afamado sinólogo que reside en Beijing, el desfile del día nacional “es el ejercicio más elevado del poder simbólico del Estado”, y la fecha en sí “es un ejercicio de auto-celebración y auto-felicitaciones, que presta poca atención a los episodios más controversiales del desarrollo de la China”. Según Xinhua, la cadena de noticias del Estado, el desfile “reluce la fuerza y vitalidad del estilo chino de socialismo”. Pero ¿por qué es esto necesario?

Igual que se dudó de la habilidad de gobernar de Mao Zedong en 1949, cuando cayó la Unión Soviética en 1991 se dudó del “socialismo con características chinas”, y se cuestionó la sostenibilidad del crecimiento económico del país cuando éste se unió a la Organización Mundial de Comercio en el 2001. En mitad de una crisis económica y de recientes disturbios étnicos en las provincias de Tibet y Xinjiang, el mensaje que quiere comunicar el Gobierno chino a su pueblo es de fuerza, como lo vienen haciendo en un desfile cada cinco años desde 1949.

La “reforma” y la “apertura” que referencia Hu Jintao en su discurso no son políticas de Mao, sino de Deng. Sin embargo, la imagen y las palabras de Mao --que al resto del planeta nos parecen anacrónicas-- siguen siendo veneradas por el Gobierno chino, ya que comprenden la pérdida de legitimidad que sufrió la clase política rusa cuando Krushchev criticó a Stalin en 1956. Por ello, el Gran Salto Adelante, las persecuciones políticas, las ejecuciones y la Revolución Cultural son obviadas aunque dejaron decenas de millones de muertos, y en cambio se enfatiza el rol de Mao en unificar al país y crear instituciones locales.

De 1949 al 2009

* Expectativa de vida

1950-1955: 39,3 años para hombres, 42,3 para mujeres.

2005-2010: 71,3 años para hombres, 74,8 para mujeres.

* Índice de alfabetismo:

1949: 20%

2005: > 96%

* PBI per cápita:

1952: US$ 17

2008: US$ 3.380

* Reservas en divisas extranjeras:

1949: Insignificantes

2008: US$ 2,2 billones (trillones de EE.UU.)

Fuente: BBCNews.

República Popular, eventos privados

Como se puede observar claramente en el recuadro, la China de hoy es un mejor país del que experimentaron los padres de mis contemporáneos, y los padres de éstos. Cada vez más, el mundo mira hacia el oriente impresionado con el milagro económico chino. Los ciudadanos de este país están orgullosos de que su nación sea un referente de desarrollo en lugar de un Estado débil invadido por poderes extranjeros como lo fue antes de 1949.

Pero como dice el doctor Moses, la versión oficial calla los aspectos más controversiales del desarrollo chino, tanto del pasado como del presente. La oposición al partido existe, alimentada por la creciente desigualdad económica, la corrupción, la degradación ambiental y las tensiones étnicas en el Tibet y la provincia primordialmente musulmana de Xinjiang. Las exageradas medidas de seguridad presentes en los eventos del 1 de octubre lo comprueban.

El desfile del día nacional fue puesto en escena para todos los chinos, pero presenciado solo directamente por unos cuantos invitados. El Gobierno ordenó a los residentes de los departamentos cercanos al camino del desfile que cerraran sus ventanas y las puertas de sus balcones. El aeropuerto internacional de Beijing interrumpió sus servicios, policías armados vigilaban las calles del centro de la ciudad, y las líneas del metro limitaron sus rutas. Ese día, los residentes de Beijing estaban prohibidos hasta de volar cometas y globos, y de soltar a sus palomas. Algunos testigos incluso afirman haber visto francotiradores en los edificios cercanos a la ceremonia. Otra paradoja de la China moderna: a los eventos de la República Popular solo se puede asistir con invitación.

La fiesta de la casa de al lado

Quizá la respuesta a estas aparentes paradojas no se encuentre en Beijing. El 1 de octubre, la Policía nepalesa detuvo a más de 70 inmigrantes tibetanos que protestaban a favor de la independencia del Tibet. Mientras Hu Jintao inspeccionaba a las tropas en avenida Chang’an, 200 manifestantes marchaban en Hong Kong --que goza de libertades civiles occidentales por su estatus semiautónomo-- gritando “queremos derechos humanos, no queremos un día nacional esterilizado”. Quinientos miembros del grupo religioso Falun Gong --declarado un culto por el Gobierno chino y víctima de persecuciones en la República Popular-- caminaron en silencio por la ciudad de Hong Kong cargando carteles que decían “Disuelvan el Partido Comunista Chino”.

Para entender un país tan dinámico gobernado por un partido único que se aferra a una retórica anacrónica para asegurar su legitimidad, la mejor ventana que tenemos son los inmigrantes y los residentes de Hong Kong. Lamentablemente, estas poblaciones nos dan una visión sesgada del estado del país, y puede que los ciudadanos de la China honestamente expresarían su apoyo al partido si se les permitiese expresarse libremente. El gran problema es que los chinos no se pueden expresar libremente, y por ello la cobertura de la política china siempre se columpia entre la glorificación del milagro económico y las ácidas críticas de los grupos marginados.

En 1949, nadie hubiese podido predecir los siguientes 60 años del Partido Comunista Chino y del país que gobierna. En el 2009, el doctor Moses tampoco puede decirnos cuál es el futuro de la China. “No queda claro si es el comienzo de un periodo de real reflexión y reforma, especialmente en el campo político”, declaró a ideele.

El futuro de la China se decide en eventos organizados por el Partido Comunista, y nosotros no estamos invitados.

1 comment:

Desde Concepcion al mundo said...

Que entretenido blog.
Yo tb disfruto mucho de viajar... las experiencias vividas son increibles y te dan forma como persona.
Duda, de donde eres? Argentina? Chile?