Monday, April 12, 2010

Me suena a chino - Interpretando al dragón a través de sus rugidos

Published on Revista Ideele (http://www.revistaideele.com) abril 2010






Lucía Benavides

El 8 del 8 del 2008, a las 8:08 p.m., la República Popular China se vistió de gala frente al mundo para inaugurar las Olimpiadas de Beijing con una ceremonia tan impresionante como meticulosamente planeada. Ese mismo día, más de 16.000 parejas contrajeron matrimonio a las 8 a.m. en la capital china, sumándose a las más de 100.000 parejas que lo hicieron en todo el país del dragón.
La abundancia de ochos no es ninguna coincidencia: en mandarín y cantonés, el número 8 (ba, baat) suena como prosperar y fortuna (fa, faat). Y eso hace del 8 un número extremadamente “auspicioso”.

Cómo suena
“Suena como” es una explicación común en la China. Los ascensores no tienen pisos 4 (si) ni 14 (shi si), porque suenan como muerte. No se debe regalar un reloj (zhong) porque suena como final o morir, ni un paraguas (san) porque se oye como separar. En cambio, es de muy buena suerte recibir zapatos tradicionales por tu matrimonio, ya que zapato (xie) suena igual que harmonía.
Los sonidos dictan hasta el calendario. El Día Internacional de la Mujer, que se celebra el 8 de marzo en todo el mundo, se conmemora en la China el 7. Y es que tres y ocho suena como un insulto muy denigrante para la mujer.
A la hora de comer también hay que estar pendiente de los sonidos. Al escoger el relleno para los ravioles chinos, por ejemplo, es importante considerar que apio (qin) suena como diligente, poro (jiu) como un largo tiempo, cordero (yang) como vasto, col (bai) como cien y significa cien tesoros. Casi todos los platos vienen servidos con un “suena como”, más aun si se trata de los platos de las festividades chinas.
En el nuevo año chino, por ejemplo, la gente del sur come nian gao —una torta de harina de arroz glutinoso—, ya que suena como “año alto” y se interpreta como “mejor cada año”. Los niños reciben sobres rojos con dinero, generalmente ocho yuanes. Y en las puertas cuelgan carteles con el caracter de la palabra suerte (fu); pero al revés, ya que al revés (dao) suena como llegar.
Este juego de sonidos ha llegado hasta el Perú. Muchos chifas tienen peceras porque pez (fu) suena como abundancia. Comer pescado, tener peces y decorar con dibujos de peces traen abundante suerte, amor, felicidad y dinero.
En resumen, a los chinos cada palabra les suena a otra. Son una cultura homofónica: muchas de sus costumbres derivan del parecido sonoro entre palabras. Pero ¿por qué los chinos andan tan pendientes de los homófonos cuando a nosotros nos tiene despreocupados la relación entre botar y votar, contesto y contexto, ceda y seda?

El caracter del homófono
Es que realmente, en mandarín, cada palabra suena a otra. El idioma solo tiene 400 sílabas posibles. Si añadimos cuatro tonos y un tono neutro, entonces el número sube hasta 1.100. El inglés, sin hacer diferencias de tono, cuenta con 80.000.
Para complicar más las cosas, los caracteres no representan palabras enteras sino sílabas. Por eso hay sonidos que están asociados a muchos caracteres diferentes. Para los chinos, no es difícil distinguir entre los diferentes tonos. Pero para un extranjero la diferencia entre “ná” con tono ascendente, “nà” con tono descendente, “nā” con tono sostenido, “nǎ” con tono descendente-ascendente, o “na” con tono neutro puede ser demasiado sutil. Más aun cuando los tonos cambian en relación con los tonos de las sílabas que los rodean.
Como bien dice el profesor Benjamín Gutiérrez González, del Centro Cultural Beijing: “Es el contexto en que cada sonido adquiere significado. […] “Cuando uno está aprendiendo, uno a las justas sabe dos o tres homófonos. Pero mientras va avanzando se da cuenta de que hay más, y cuando uno escucha un diálogo o una conversación piensa que están diciendo lo que uno sabe, pero en verdad están diciendo otras cosas”.

Lean al león
Cuando empecé a estudiar mandarín, algunos amigos me recomendaron obviar los caracteres y solo aprender a conversar. El chino —me han comentado muchas veces— no va a ser un idioma global hasta que se libre de las limitaciones de los caracteres que son, esencialmente, “pictogramas anacrónicos”.
No es una idea nueva, ni una idea exclusivamente de extranjeros. A comienzos del siglo pasado, un grupo de lingüistas chinos creó un sistema para escribir el mandarín fonéticamente que denominaron Gwoyeu Romatzyh. Aunque oficialmente el propósito era estandarizar la pronunciación del idioma, algunos de sus creadores tenían metas más ambiciosas: usar este sistema como una forma práctica de escribir el mandarín.
Paradójicamente, fue Zhao Yuanren —uno de los creadores del Gwoyeu Romatzyh— quien presentó uno de los mejores argumentos en contra de reemplazar los caracteres por un sistema fonético como aquél o el sistema que usamos hoy en día, el pinyin.
El argumento es una historia titulada “El poeta come leones en una guarida de piedra” y dice lo siguiente:
Un poeta llamado Shi Shi vivía en una guarida de piedra y le gustaban los leones. Como había prometido comer diez leones, se iba al mercado todos los días a las diez para buscar leones. De pronto diez leones vinieron al mercado. Shi Shi mató a los diez leones con su arco y sus flechas. Shi recogió los cuerpos de los diez leones, pero cuando llegó a su casa, la guarida de piedra estaba húmeda. Shi le pidió a su sirviente que la limpie y luego comenzó a comer los cuerpos de los diez leones tan solo para darse cuenta de que eran diez leones de piedra, por lo que trató de botar los cuerpos.
En caracteres la historia, aunque un poco ridícula, se puede entender:

《施氏食獅史》

石室詩士施氏, 嗜獅, 誓食十獅。

氏時時適市視獅。

十時, 適十獅適市。

是時, 適施氏適市。

氏視是十獅, 恃矢勢, 使是十獅逝世。

氏拾是十獅屍, 適石室。

石室濕, 氏使侍拭石室。

石室拭, 氏始試食是十獅。

食時, 始識是十獅, 實十石獅屍。

試釋是事。


En pinyin, sin embargo, hasta empleando tonos es imposible:

“Shī Shì shí shī shǐ”

Shíshì shīshì Shī Shì, shì shī, shì shí shí shī.

Shì shíshí shì shì shì shī.

Shí shí, shì shí shī shì shì.

Shì shí, shì Shī Shì shì shì.

Shì shì shì shí shī, shì shǐ shì, shǐ shì shí shī shìshì.

Shì shí shì shí shī shī, shì shíshì.
Shíshì shī, Shì shǐ shì shì shíshì.

Shíshì shì, Shì shǐ shì shí shì shí shī.

Shí shí, shǐ shí shì shí shī, shí shí shí shī shī.

Shì shì shì shì.

[Fuente: Mr. China. Tom Clissold: NYC: Harper Collins, 2004.]

Fue así, leyendo al león, que me resigné a aprender los “anacrónicos pictogramas”.


Homofilia
Los homónimos, según el profesor Benjamín, no son una limitación del lenguaje sino una dificultad. Los chinos, me dice, usan mucho los homófonos en sus chistes y su literatura.
Algún día espero poder apreciar estas sutilezas del lenguaje. Hoy sigo entendiendo náda, nàda, nāda, nǎda, y a veces nada. Me consuelo con mi lista de curiosidades chinas.
Quizá debería hacer como Coca-Cola y usar los homófonos a mi favor. Y es que en el Perú tomamos Coca.Cola. En la China toman kekou kele. Suena como Coca-Cola, pero significa “dejar que la boca sea feliz”. O tal vez debería ser como mi tutor, que se llama Jiangyi-Jiang, como su cuidad, Zhanjiang, y yi, como uno. Es decir, el número uno de su ciudad.
Olvidándonos de dragones, leones y demás animales, hay que admitir que para eso no se presta cualquier idioma.

Cuando empecé a estudiar mandarín, algunos amigos me recomendaron obviar los caracteres y solo aprender a conversar. El chino —me han comentado muchas veces— no va a ser un idioma global hasta que se libre de las limitaciones de los caracteres que son, esencialmente, “pictogramas anacrónicos”.
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