Paseamos por todo Beijing buscando un sitio apropiado--o no estaba el "maestro" o sólo hacían masajes--hasta que terminamos en la clínica de acupuntura con la decoración más cursi de Beijing. Las chinitas hablaban 0 inglés así que llamaron a de sus amigas para que haga de traductora.
Rita y Marta se echaron en camas paralelas. Una de las chinitas les untó un líquido amarillo en la barriga y luego se las llenó de agujas. Repitió el mismo proceso en la zona que les dolía. Después conectó con unos cables estas últimas agujas a una máquina eléctrica y prendió la máquina.
Se supone que se sienta un poco de calor, y quizás un hormigueo, pero la chinita se equivocó y le puso demasiado electricidad a las agujas de Marta. Como Rita era la más dolida, yo estaba a su lado... pero tuve que salir volando cuando vi que la pierna de Marta se subió de golpe por tanta corriente y Marta gritaba "¡no más, no más!"
Medio desastroso todo... pero aparentemente funciona porque el día siguiente las dos durmieron full y al poco tiempo ya no tenían ninguna dolencia. Igual, no creo que la próxima vez que me enfermé vaya a hacerme acupuntura.

Marta, electrocutada pero viva

La chinita armada con la máquina

Agujas en la barriga

Agujas localizadas conectadas
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