Wednesday, September 3, 2008

¿Cómo decir no a los perros sarnosos del paraíso?

No sé si pueda seguir evadiendo a los perros sarnosos del paraíso. Se cruzan en mi camino cuando regreso a casa por la arena, bailando conmigo un zigzag peligroso de sí y no, ahora no pero quizás mañana. Y es que, ¿cómo decir que no a un horizonte de lucecitas navideñas trepando montañas tropicales, a un mar de noches asfixiantes en vestiditos de verano, a conversaciones que no van a nada con gente que va a todos sitios?

Las demás ya deben estar en casa, sólo quedamos nosotros dos y a él ya lo siento adelantarse. Debe estar ahora en una intersección entre el próximo semestre y las vacaciones de invierno, o aún peor, sentado en su ceremonia de graduación.

Sería mejor desorientarme un poco con la música de los bares y terminar ya de bailar con el perro, decirle que sí y zambullirme en uno de esos baldes de alcohol con cañitas de colores, cambiando el pulso monótono de mi corazón por el bunchibunchi de las canciones de moda.

Me acerco al perro cogiendo ya el sí entre los dientes. Acaricio su hocico mugriento de mala noche y me declaro devota de las legañas, de la deriva, del eterno presente.

Pero él voltea.

Con sólo eso le roba el sí al perro, condenándome a una existencia de flechas verticales y paralelas bañadas en un shampoo de marca futuro.

Me resigno y sigo caminando. Trato de ignorar que él no camina a mi lado, sino en frente mío. Corro para alcanzarlo y le tomo la mano. Seguimos tan lejos.

1 comment:

Unknown said...

Luci!
Que hace mil que no se de ti! Que tal todo? Y el verano? Ya estas de vuelta por BC?
Anyways, me ha gustado mucho el texto. Tenia que decirlo... ;)
Besos