Saturday, September 6, 2008

Daoismo

El mismo día que visitamos la mezquita de Niu Jie con Rita, también fuimos a un templo budista y a uno taoista. Críadas en países predominantemente católicos, se nos hacía muy extraño que puedan convivir tantas diferentes religiones en una sola ciudad, y muchas hasta en una sola persona.

¿Cómo me puedes decir -le preguntaba a mi tutor de chino 陈江一 - que los chinos no son religiosos si tu mamá es budista y tú vas al templo a rezar antes de los exámenes?

Porque no lo soy -me respondía- sólo voy por sea caso.

Me costaba mucho comprenderlo especialmente cuando leía sobre la sectas budistas, la importancia histórica del Confucianismo, y cuando participamos en festividades budistas en Sichuan.

Irónicamente no fue un chino quien me lo explicó sino Rita, una portuguesa que era tan nueva a la religión y la filosofía china como yo. Como en todo lo que se refiere a la China, debido a la gran cantidad de gente es muy difícil generalizar, ya que una minoría de 2% equivale a millones de personas, pero en general esta aparente contradicción se debe a una concepción diferente de la relación entre la filosofía y la religión.

En la China, la teología no está por encima de la religión -la religión y sus tradiciones se entienden como expresiones menos elaboradas, más supersticiosas, de lo que es una filosofía de vida. Ya que la religión no se basa en una revelación perfecta entregada a los hombre por un dios, no es excluyente de otras religiones. Es más, las diferentes religiones/filosofías se entienden como complementarias. Los funcionarios mandarines de antaño, por ejemplo, aplicaban el Confucianismo en su más estricta expresión en sus funciones burocráticas, pero luego se iban a las montañas a pintar y ser uno con la naturaleza, fieles al más puro espíritu daoista. Hoy en día, los chinos admiran la estructura social del Confucianismo -especialmente en lo que concierne a la familia- pero cuando se van de vacaciones les encanta ir a ver vistas panorámicas de la naturaleza.

Es por eso que 陈江一 me podía decir que no era religioso. Trataba de explicarme que bajo mi definición de la religión -la que yo le había hecho entender contándole de Lima y la que él había observado en su compañero de cuarto musulmán, cuya religión pertenece a la misma tradición que el Catolicismo- él no era religioso.

Nuevamente, la China me obligó a redefinir conceptos básicos que yo había asumido eran universales.



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Aquí les dejo unas fotos de un templo daoísta de Beijing. Noten el pozo con una campana en el centro. Una forma de rezar dentro de esta religión es tirándole moneditas a la campana. Cada moneda que toca la campana es considerada una oración.




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