Saturday, September 6, 2008

Buda de Leshan

El programa de intercambio nos llevó a ver el Buda más grande del mundo- el Buda de Leshan. Pero hasta los chinos, quienes adoran tener "lo más" de lo que sea, saboreaban con un poco de asco esa frase. Y es que el record no solía pertenecer a la China; lo consiguieron en 2001 cuando los Taliban destruyeron a los Budas de Bamiyan, que estaban parados desde el siglo 7 en un valle cercano a Kabul.

Abajo les incluyo 4 fotos:

La primera son los Budas de Bamiyan, la segunda su destrucción, y las demás fotos son el Buda de Leshan.

Además les incluyo un pequeño texto de la novela "A Thousand Splendid Suns," un libro reciente de Khaled Hosseini, el autor del famoso "Kite Runner."

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The two Buddhas were enormous, soaring much higher than she had imagined from all the photos she'd seen of them. Chiseled into a sun-bleached rock cliff, they peered down at them, as they had nearly two thousand years before, Laila imagined, at caravans crossing the valley on the Silk Road. On either side of them, along the overhanging niche, the cliff was pocked with myriad caves.

"I feel so small," Tariq said.

"You want to climb up?" Babi said.

"Up the statues?" Laila asked. "We can do that?"

Babi smiled and held out his hand. "Come on."

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CCTV

Abajo les presento una foto del nuevo edificio de CCTV, la cadena nacional de televisión china, que tiene un poder y una influencia impresionantes. Un edificio bastante extraño -parece un par de pantalones tiesos- pero que definitivamente refleja la imágen de modernidad y poder que la cadena busca comunicar al pueblo y a sus clientes. También les incluyo parte de un ensayo que hice sobre los medios de comunicación en la china, donde explico que la televisión sigue siendo la fuenta de noticias más importante del país.




Because 60% of the Chinese population is rural and less affluent, in the internet age the most important source of news is still television. According to Rowan Simmons, a Beijing based analyst, TV penetration is something like 96% of the population. One of the first things the Chinese, rural and urban alike, began to buy when their economic situations improved were television sets. By the mid-1980s “television villages”--where every household had a TV set--became commonplace. Chinese Central Television (CCTV) is the only national network, but there are about 700 conventional TV channels which are specific to certain localities. All local stations are required to broadcast CCTV’s 7 o clock news “Xinwen Libao,” which according to China Daily has the highest rating with 160 million viewers all over the country. It reports on news much on the same way as the “People’s Daily” and other government newspapers do--focusing on leaders in ceremonial functions and government achievements. Nonetheless, the popularity of investigative journalism programs such as “Focus” show that even the state-controlled media is responding to the market’s demand for more serious journalism.

Daoismo

El mismo día que visitamos la mezquita de Niu Jie con Rita, también fuimos a un templo budista y a uno taoista. Críadas en países predominantemente católicos, se nos hacía muy extraño que puedan convivir tantas diferentes religiones en una sola ciudad, y muchas hasta en una sola persona.

¿Cómo me puedes decir -le preguntaba a mi tutor de chino 陈江一 - que los chinos no son religiosos si tu mamá es budista y tú vas al templo a rezar antes de los exámenes?

Porque no lo soy -me respondía- sólo voy por sea caso.

Me costaba mucho comprenderlo especialmente cuando leía sobre la sectas budistas, la importancia histórica del Confucianismo, y cuando participamos en festividades budistas en Sichuan.

Irónicamente no fue un chino quien me lo explicó sino Rita, una portuguesa que era tan nueva a la religión y la filosofía china como yo. Como en todo lo que se refiere a la China, debido a la gran cantidad de gente es muy difícil generalizar, ya que una minoría de 2% equivale a millones de personas, pero en general esta aparente contradicción se debe a una concepción diferente de la relación entre la filosofía y la religión.

En la China, la teología no está por encima de la religión -la religión y sus tradiciones se entienden como expresiones menos elaboradas, más supersticiosas, de lo que es una filosofía de vida. Ya que la religión no se basa en una revelación perfecta entregada a los hombre por un dios, no es excluyente de otras religiones. Es más, las diferentes religiones/filosofías se entienden como complementarias. Los funcionarios mandarines de antaño, por ejemplo, aplicaban el Confucianismo en su más estricta expresión en sus funciones burocráticas, pero luego se iban a las montañas a pintar y ser uno con la naturaleza, fieles al más puro espíritu daoista. Hoy en día, los chinos admiran la estructura social del Confucianismo -especialmente en lo que concierne a la familia- pero cuando se van de vacaciones les encanta ir a ver vistas panorámicas de la naturaleza.

Es por eso que 陈江一 me podía decir que no era religioso. Trataba de explicarme que bajo mi definición de la religión -la que yo le había hecho entender contándole de Lima y la que él había observado en su compañero de cuarto musulmán, cuya religión pertenece a la misma tradición que el Catolicismo- él no era religioso.

Nuevamente, la China me obligó a redefinir conceptos básicos que yo había asumido eran universales.



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Aquí les dejo unas fotos de un templo daoísta de Beijing. Noten el pozo con una campana en el centro. Una forma de rezar dentro de esta religión es tirándole moneditas a la campana. Cada moneda que toca la campana es considerada una oración.




RUTA DE LA SEDA- Mezquita de Niu Jie

Lejos ya de la ruta de la seda, descubrimos en Beijing otra importación viva de este trayecto -el Islam.

Los Hui son una de las minorías chinas reconocidas por el gobierno, los descendientes de los mercaderes musulmanes que vinieron al país por la ruta de la seda. En Beijing solían haber más mezquitas, incluyendo una sólo para mujeres, pero ahora la única que encontramos fue la de la calle de la vaca, o Niu Jie -la zona musulmana de la ciudad.

Leyendo un poco, nos enteramos que en la provincia noroccidental de Xinjiang los musulmanes no son minoría, y que los creyentes no se diferencian de sus compatriotas por sus sombreros blancos sino por sus facciones centroasiáticas.

Seguimos así desmenuzando la masa homogénea de un billon de personas, descubriendo dentro de ella otras culturas, otras tradiciones, y expresiones individuales de éstas. Descubrimos también que mientras más investigábamos, más nos recorríamos la ruta de la seda hasta occidente, pisándole los talones a los antiguos exploradores, y maravillándonos de lo que había brotado en las huellas que dejaron hace tantos siglos.




LA RUTA DE LA SEDA- Datong

"No te amargues Jose Arcadio
cuando un buen día descubras
que no es gran descubrimiento
descubrir lo descubierto
por otro descubridor"

Estas vacaciones sin darme cuenta recorrí un buen tramo de la ruta de la seda -y así me sumé a una tradición antiquísima de viajeros occidentales que "descubren" oriente, tan sólo para darse cuenta que no son los primeros, y que de alguna forma oriente ya los había descubierto a ellos.

Comienzo este recorriedo virtual en Datong, provincia de Shanxi, China. El Budismo llegó a la China por la ruta norte de la seda -que unía la antigua capital de Xian con la mítica ciudad de Kashgar- y en su camino hacia el sur del país dejó en Datong el complejo de cuevas de Yungang, uno de los más antiguos y majestuosos ejemplares del arte budista en la China. En el complejo, que data del siglo 5 AD, conviven budas de proporciones titánicas y minúsculas, pero ninguno con la corpulencia que tanto caracteriza la visión occidental del Budismo chino. Y es que aquí se puede apreciar el Budismo como llegó a la tierra del dragón, cuando recién se estaba incorporando a la cultura: una ventana inusual a un período en la historia china donde el gran imperio de la historia continua abrió sus puertas a influencias externas tan sólo para volver a cerrarlas de nuevo... y luego abrirlas en algún otro momento.

En fin, un intercambio cultural que revela que la globalización no es un invento de nuestros tiempos, y que nuestras identidades están mucho más entrelazadas de lo que creemos.

Empiezo este recorrido en la China- el lugar donde llegan los niños cuando cavan huecos hasta el otro lado del mundo, lo más lejos y más ajeno que existe. Allí descubrí que la idea del imperio cerrado es una ficción, que la China es tan permeable a otras culturas como es mi país, sólo que tienen una forma muy particular de hacerlo todo muy suyo.


Thursday, September 4, 2008

The Heights Cartoon



Enter the matrix ... of ODSD sanctions

By: Heights Editorial Board

The Issue: Alcohol violations now carry steep fines
What we think: "Clarity" does not beget fairness

Students setting foot on campus last weekend had a few things to look forward to: new roommates, new classes, and new alcohol and drug sanctions set in place by the Office of the Dean for Student Development (ODSD). While many of the policies are supposedly not "new" themselves, but "clearer" versions of what existed, the fact remains that there are now minimum, mandatory punishments - many of which include hefty fines for violators.

While we appreciate the University's willingness to eliminate gray areas in the previous sanction system, we cannot help but wonder whether administrators have confused a need for clarity with a call for rigidity. The new "minimum and mandatory" verbiage certainly makes clear what students who receive sanctions can expect, but it also abolishes any sense of judicial discretion that previously existed.

By attempting to fit the messy world of residential college life into a streamlined matrix, the University has forgotten that students will inevitably fall between the cracks. And where "minimum and mandatory" sanctions are concerned, some students may receive more than they actually deserve, all because of pedantry. There are plenty of conceivable situations that the matrix does not address: Do students who got sanctions last year already have one strike against them? Are sanctions erased when a person who received an alcohol sanction as a minor turns 21? Who decides which "menu item" is most appropriate? Do students who help intoxicated friends to the infirmary get amnesty? And what about the person who just winds up in the wrong place at the wrong time, one too many times?

Our main concern, however, lies in the steep fines that make up the framework of the matrix. Sure, some repeat offenders will be able to ask their parents for the $400 no problem, but for many students, coughing up even $100 would be a true hardship. Dollar amounts mean different things to different people, and fines that cost the same as some textbooks put an undue burden on students who work to afford the expenses of school.

Furthermore, even though the policy seems to achieve uniformity in sanctions across the board, those at the front line of enforcement - the RAs - are not uniform in who they write up. In fact, the inclusion of fines as part of the mandatory punishment creates a system that may make some RAs reluctant to enforce the rules if they know it will cause financial problems for some students.

While "just obeying the rules" seems like a fail-proof way to avoid these fines, the matrix seems unduly rigid, especially where extenuating circumstances are concerned. The University should focus its efforts on better prevention, education, and programming, not financial deterrence, as a way to quell the alcohol problem.

Make no mistake, a large part of the blame for the matrix lies with students. Nothing the administration has done has succeeded in ameliorating the alcohol problem at Boston College. One can hardly blame them for hitting students where it really hurts (the pocketbook). But administrators should reconsider whether their "clear" policy is also a fair one for all students at BC.

http://media.www.bcheights.com/media/storage/paper144/news/2008/09/04/Editorial/Enter.The.Matrix.Of.Odsd.Sanctions-3415181.shtml

Wednesday, September 3, 2008

¿Cómo decir no a los perros sarnosos del paraíso?

No sé si pueda seguir evadiendo a los perros sarnosos del paraíso. Se cruzan en mi camino cuando regreso a casa por la arena, bailando conmigo un zigzag peligroso de sí y no, ahora no pero quizás mañana. Y es que, ¿cómo decir que no a un horizonte de lucecitas navideñas trepando montañas tropicales, a un mar de noches asfixiantes en vestiditos de verano, a conversaciones que no van a nada con gente que va a todos sitios?

Las demás ya deben estar en casa, sólo quedamos nosotros dos y a él ya lo siento adelantarse. Debe estar ahora en una intersección entre el próximo semestre y las vacaciones de invierno, o aún peor, sentado en su ceremonia de graduación.

Sería mejor desorientarme un poco con la música de los bares y terminar ya de bailar con el perro, decirle que sí y zambullirme en uno de esos baldes de alcohol con cañitas de colores, cambiando el pulso monótono de mi corazón por el bunchibunchi de las canciones de moda.

Me acerco al perro cogiendo ya el sí entre los dientes. Acaricio su hocico mugriento de mala noche y me declaro devota de las legañas, de la deriva, del eterno presente.

Pero él voltea.

Con sólo eso le roba el sí al perro, condenándome a una existencia de flechas verticales y paralelas bañadas en un shampoo de marca futuro.

Me resigno y sigo caminando. Trato de ignorar que él no camina a mi lado, sino en frente mío. Corro para alcanzarlo y le tomo la mano. Seguimos tan lejos.