Sunday, March 9, 2008

Yunnan VIII-Los Bai



En la China, aunque existen importantes diferencias entre la gente del norte y la de las más prósperas ciudades costeñas del sur, la vida cosmopolita de la urbe y la del campo, el 94% de la gente se autodefine étnicamente como Han, y comparte una visión de la religión, la cultura, y la historia bastante similar. Todos mis amigos de Beijing son Han--las amigas que hemos conocido en los restaurantes, la compañera de cuarto de Rita, mi tutor de chino. Aunque mi tutor y la compañera de Rita, que son de origen cantonés, enfatizan las diferencias entre la comida, el lenguaje, la calidad de vida, y la cultura de su región con la de Beijing, las diferencias no me parecen tan drásticas.

A diferencia de Beijing, el Yunnan presenta una multiplicidad étnica impresionante. Cuando en los años cincuenta el gobierno empezó a clasificar minorías, se encontraron más de 250 grupos tan sólo en esa provincia. Aunque sólo 24 han recibido reconocimiento oficial, esto igual significa que casi el 45% de las minorías del país residen en el Yunnan. Nuestro viaje estuvo diseñado como una introducción a estas culturas, y la primera que exploramos fue la Bai.

La mañana del 5 de febrero, dejamos el hotel de Dali con mucha pena, y nos subimos en un bus rumbo al lago Er Hai. Por suerte, no volvimos a la marina del día anterior sino que llegamos a un puerto bastante más rústico. Allí nos separamos en grupos y nos subimos a unas canoas de madera muy largas, en la que los pobladores nos habían dejado unos snacks de tradicionales de frutas secas. La nuestra la manejaba un señor viejo, muy muy viejo, que clavaba un palo largo en el piso del lago y luego con eso empujaba la embarcación. Alrededor nuestro, los pobladores cosechaban té en las islas del río, muchas de las cuales eran artificiales. Me recordaron a las islas de los Uros del Titicaca, aunque éstas no eran flotantes ni hechas de totora.

Una de las chicas Bai empezó a cantar una canción muy aguda en la canoa de nuestro costado. Llevaba la tradicional vestimenta blanca de los Bai (Bai significa blanco en mandarín,) acompañada por accesorios rosados y un tocado bordado. Recuerdo que me pareció muy raro--¿cómo es que una población predominantemente rural, que se dedica a la agricultura y la pesca, adopta una vestimenta blanca?

Anclamos en una de las islas, y entramos a un patio con piso de tierra. Nos recibieron dos chicas Bai con una mesa llena de tazitas de té. Nos sentamos en un círculo alrededor de ellas, y las miramos mientras nos presentaban a cada uno una taza blanca de té cogiéndola con las dos manos, subiéndola hasta el nivel de su cara, y luego entregándonosla. Apenas habíamos terminado mi té, ya tenía a la chica Bai presentándome otro té--esta en una taza más chiquita, endulzado con pedazos de miel, y con pequeños pedazos de nuez y queso flotando por encima. Suena súper asqueroso, pero no estaba nada mal. Terminaron la ceremonia con una taza hasta más chiquita de un té delicioso que te dejaba un sabor muy rico al final. Como la vida, nos explicó nuestra guía Miranda: primero amarga, luego dulce, y al final sólo queda una vaga memoria.

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